¿ENTRENAS O SOLO COMPITES? LA LECCIÓN QUE ME DEJÓ UN BRONCE EN PARÍS 2024
“El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día.” – Robert Collier
Uno de estos últimos domingos que fuimos a entrenar natación tuvimos una linda sorpresa: pudimos interactuar con tres nadadores olímpicos y recibir un montón de consejos. Uno de ellos del equipo de Países Bajos y los otros dos del equipo de Bélgica.
Están un mes acá en Bogotá en un proceso de adaptación a la altura, buscando que esta se convierta en un aliado en su preparación para las próximas competencias de la World Cup y lo que se viene en las próximas Olimpiadas. Ya dijeron que van a volver si este experimento les funciona.
El nadador de Países Bajos es medallista de bronce en las Olimpiadas de París 2024. Estamos hablando de un nivel de alto turmequé.
Son personas que nadan y van al gimnasio seis de los siete días de la semana, siempre a la misma hora, dos veces al día.
Claramente, son gente disciplinada, pero eso no fue lo que más me sorprendió (eso era algo obvio). En realidad, fueron dos cosas sobre las cuales todos podemos aprender:
Tienen un sistema muy claro que siguen al pie de la letra. Para cada entrenamiento llevan una hoja impresa que ponen en el borde de la piscina y la ejecutan como corresponde. Llegan, hacen movilidad articular, nadan, descansan y vuelven.
Siguen un protocolo definido con objetivos claros. Saben lo que tienen que hacer y lo que no. Lo más difícil desde mi visión no son las horas de entrenamiento; están en un país extraño, moviéndose únicamente entre una piscina, un hotel y un gimnasio.
Un amigo, muy al estilo de la amabilidad colombiana, les ofreció darles una vuelta por Bogotá y mostrarles la ciudad, a lo cual respondieron que no: habían venido a entrenar.
LA REFLEXIÓN
La principal reflexión que me golpea la cabeza es si nuestro comportamiento en lo que sea que hacemos y muy especialmente en el tema de ventas, es de primer nivel mundial.
Buscamos ganar el mes, el semestre, el año. Queremos ganarle a la competencia, aspiramos a mejores condiciones salariales, crecer, obtener un mejor cargo. Pero ¿qué hacemos realmente para lograrlo?
En términos generales, los latinos somos ineficientes en los tiempos, en las reuniones, en el aprovechamiento de visitas y viajes. ¿Qué tanto cumplimos horarios o generamos actividades que impacten directamente el negocio?
Conoces el tiempo que desperdicias “pajareando” en redes sociales, solo como un ejemplo.
¿Has reflexionado sobre tu nivel de priorización cuando dices sentirte agobiado y sin tiempo? ¿Estarás haciendo cosas que no suman o cosas por otros?
¿Tenemos objetivos claros en cada reunión o interacción con nuestro mercado?
¿Cuentas con un sistema y lo sigues?
EL APRENDIZAJE
Ponte reglas muy claras: crea tu sistema y tu protocolo.
Diseña un paso a paso de cómo ejecutar cada oportunidad de prospección, interacción, venta y seguimiento. Piensa en dónde has sido exitoso, cómo lo lograste y escribe ese proceso.
El medallista olímpico hizo 2:07:90 en los 200m pecho. Esto quiere decir que casi todo su tiempo lo dedica a entrenar para ser un mejor atleta, y solo una mínima fracción a competir. ¿Y tú? Apostaría a que tus fracciones están al revés: todo el tiempo compites y casi nunca entrenas. Dale la vuelta a eso.
Ten tus objetivos muy claros, jamás genéricos. Hazlo también para cada reunión. Usa papel y lápiz para esto: te permite visualizar mejor y obtener resultados más consistentes. Cada vez que termines, reflexiona si conseguiste o no tus objetivos, tus errores, lo que hiciste bien, lo que faltó y lo que sobró.
Suelta. Identifica qué cosas de tu día o tu semana no suman. Los ganadores las eliminan. ¿Tú en qué grupo estás?
Ten en cuenta los detalles: ahí está la diferencia.
LA EJECUCIÓN
Ejecutar todo lo que te menciono no es fácil, pero sí es simple. Lo primero que debes hacer es conectar tus objetivos con el nivel de esfuerzo que estás dispuesto a poner. No todos quieren ser nadadores olímpicos: hay quienes entran a la piscina solo para ejercitarse 45 minutos.
Si ese es tu caso, acéptalo y está bien, pero evita la divergencia entre tus expectativas y tu nivel de ejecución.
Nuevamente, crea tu sistema y tu protocolo de trabajo. Hazlo flexible; permite que el mercado lo ajuste. Nada está escrito en piedra.
Escribe tu plan o imprímelo y pégalo en tu lugar de trabajo. En unas semanas te parecerá cada vez más simple. Créeme: es cuestión de empezar.
Al final, tú, como muchos, ya trabajas en un horario establecido. Esto significa que ya estás “en la piscina”. El tema ahora es cómo la quieres aprovechar.
En mi caso, estoy enfocado en trabajar en los detalles. Posiblemente, por mi formación como Ingeniero Civil, aprendí que las cosas deben hacerse bien sin obsesionarse con la perfección, sé que tengo que trabajar mucho más en cuidar los detalles. Es algo que trabajo a diario, y aunque me cuesta, sigo en el proceso.
Un abrazo apretado,
Miguel Rozo

